Se acerca el verano y las mujeres sobre todo, comienzan a pasar muchas horas bajo el sol, es por eso se potencia el riesgo de contraer cáncer de piel. La exposición a la radiación ultravioleta es la causa más frecuente de esta afección y resulta ser la única enfermedad oncológica que puede prevenirse.
De acuerdo a la Skin Cancer Foundation (Fundación para el Cáncer de Piel), el cáncer de piel es el más común de todas las formas de cáncer, con un millón de nuevos afectados cada año en los Estados Unidos. Hay más casos de cáncer de piel, que todas las demás clases de cáncer combinados, incluidos los de mama, próstata, pulmón y colon.
Uno de cada cinco norteamericanos desarrollará cáncer de piel. En Latinoamérica, donde las estadísticas son limitadas o inexistentes, se puede asumir que esa cifra es similar, debido a que el clima cálido, la proximidad a los balnearios y la vida más sosegada, hacen que la gente busque disfrutar del sol en forma habitual, y pase más tiempo expuesta a los rayos ultravioletas.
El cáncer de piel más común es el Carcinoma Celular Basal, que rara vez es fatal pero puede desfigurar severamente. El Carcinoma Celular Escamoso es el segundo más frecuente. Tanto el basal como el escamoso se reproducen sin melanoma (tumor). Entre 40 y 50 por ciento de los norteamericanos que lleguen a la edad de 65 tendrán alguno por lo menos una vez en su vida.
Alrededor del 90 por ciento de los cánceres sin melanoma están asociados con la exposición a los rayos ultravioletas (UV). Y el 90 por ciento de los cambios visibles de envejecimiento son causados por el sol.
Al melanoma se le atribuye tres por ciento de los casos de cáncer, pero produce 75 por ciento de las muertes. Más de 20 norteamericanos mueren diariamente de cáncer de piel. Uno por hora (cada 62 minutos). Las posibilidades de sobrevivir al melanoma detectado tempranamente, antes de que el tumor penetre la piel, es de 90 por ciento. Si la enfermedad avanza, las chances de salvarse disminuyen al 15 por ciento.
Las mujeres de 39 años para abajo tienen mayores probabilidades de desarrollar melanoma, antes que cualquier otro cáncer, con excepción del de mama. Es el segundo cáncer más común entre los 15 y 29 años, y 65 por ciento de los casos son atribuibles a los rayos UV.
Una de cada 55 personas será diagnosticada con melanoma durante su vida. La mayoría hombres blancos de más de 50. Una ampolla causada por el sol durante la infancia o adolescencia, duplica la aparición de melanoma posteriormente en la vida. El riesgo se acrecienta si la persona tuvo cinco o más quemaduras de piel a cualquier edad.
El número de mujeres menores de 40 con carcinoma basal se ha duplicado en los últimos 30 años; el carcinoma escamoso también se ha incrementado significativamente. Hasta los 39, las mujeres son doblemente propensas a desarrollar melanoma. Empezando a los 40, la incidencia de melanoma en los hombres supera a las mujeres, y esa tendencia aumenta con la edad.
De acuerdo al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, la radiación de rayos ultravioletas artificiales es carcinógena. Los usadores frecuentes de cámaras bronceadoras pueden llegar a recibir 12 veces más rayos UV que aquellos que se exponen al sol.
El 71 por ciento de los clientes de spas para broncearse son chicas y mujeres entre 16 y 29 años. La exposición a lámparas solares en la juventud incrementa el riesgo de melanoma en 65 por ciento. Los que usan camas solares tienen 2,5 veces más probabilidades de desarrollar carcinoma escamoso, y 1,5 veces más, carcinoma basal.
El 90 por ciento de melanomas ocurre en chicas entre 10 y 19 años. La diagnosis y el tratamiento son tardíos en 40 por ciento de los casos.
Aunque el melanoma no es común entre los africanos, asiáticos y latinos, cuando les brota es fatal. Las personas que presentan heridas que no cicatrizan, que pican, arden, descaman o sangran; o bien por algún lunar o mancha que cambie de color, textura, tamaño o de forma, deberían consultar un dermatólogo, ya que son síntomas que pueden indicar el padecimiento de dicha enfermedad.
Para evitar todo lo antedicho, es recomendable no exponerse al sol directamente, usar bloqueador solar, camiseta, y sombrero de ala ancha en forma habitual, y hacerse un chequeo de piel una vez al año.
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