martes, 15 de mayo de 2012

Los flacos también tienen riesgo de padecer Diabetes Mellitus y/o Enfermedad Cardiovascular


Ésta es la principal conclusión de un trabajo que publica la revista científica Nature Genetics, en el que han colaborado 72 instituciones de diez países, lideradas por el Consejo de Investigación Médica en Cambridge (Reino Unido), y para el que se han utilizado datos de 26 estudios genéticos diferentes.

Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha constatado que un gen asociado a la delgadez o a una menor cantidad de grasa corporal incrementa, paradójicamente, el riesgo a padecer enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, patologías relacionadas con personas obesas. 

Ésta es la principal conclusión de un trabajo que publica la revista científica Nature Genetics, en el que han colaborado 72 instituciones de diez países, lideradas por el Consejo de Investigación Médica en Cambridge (Reino Unido), y para el que se han utilizado datos de 26 estudios genéticos diferentes. 

En concreto, los investigadores han descubierto que una variante del gen IRS1 -este gen lo tienen todas las personas, lo que cambia entre los individuos son sus variantes- está relacionada con tener menos grasa corporal. 
Sin embargo, esta variante génica se asocia además con una mayor predisposición a padecer enfermedades metabólicas tradicionalmente vinculadas a la obesidad, entre ellas la diabetes tipo 2 (la más común). 

Belén Peral, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols -centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid- y una de los tres españoles involucrados en este trabajo, ha detallado que la relación entre IRS1 y algunas enfermedades metabólicas ya se conocía, no así la vinculación de esta variante y la delgadez. 

Para explicar esta paradoja, los investigadores han encontrado que las personas con esta variante tienen menos grasa subcutánea (presente bajo la piel) y más grasa visceral (la que rodea a los órganos en el abdomen). 

La hipótesis es que estos individuos podrían tener mermada su capacidad de almacenar grasa en el tejido adiposo subcutáneo (tejido "sano") y que se acumularía en el tejido adiposo visceral. 
La grasa visceral es "más nociva" para el organismo que la subcutánea, ha puntualizado Peral, quien ha añadido que la visceral predomina más en hombres y la segunda en mujeres y por lo tanto el hallazgo de este trabajo es más evidente en hombres que en mujeres. 

"Las mujeres tienen más grasa subcutánea -en caderas y muslos-, por lo que están más protegidas frente a las enfermedades metabólicas y cardiovasculares que los hombres", ha señalado esta investigadora, quien ha constatado, además, que muchos hombres aparentemente delgados acumulan más tejido adiposo visceral en el abdomen y por eso lucen la conocida como "barriga cervecera". 

Precisamente, el tejido adiposo visceral resulta más dañino porque cuando su tamaño supera unos límites los ácidos grasos son liberados al torrente sanguíneo y se acumulan en el hígado y en otros órganos. 

Tanto Peral como su colaborador en el trabajo José Manuel Fernández-Real, del Hospital Josep Trueta de Gerona, han advertido de que si este fenómeno se agrava pueden aparecer complicaciones metabólicas. 

"La obesidad visceral promueve la liberación de ácidos grasos libres que llegan al hígado y contribuyen a generar resistencia a la insulina, lo que favorece la diabetes tipo 2, las alteraciones en lípidos y la hipertensión arterial", ha indicado Fernández-Real. 

De igual forma, si esta grasa se acumula en el corazón acarrearía la aparición de enfermedades cardiovasculares. 
Para llegar a estas conclusiones se ha partido de estudios de asociación genética. Así, a partir de trabajos ya publicados, los autores reanalizaron los genomas de 76.202 individuos (de procedencia europea y asiática) para buscar correlaciones entre dos millones y medio de variantes génicas y el porcentaje de grasa corporal, que no se había hecho hasta entonces. 

Este trabajo, según Peral, sirve para que las personas delgadas conozcan que no están a salvo de tener un colesterol alto o diabetes tipo 2, y que ellas y las obesas deben llevar una vida sana.